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Cuando un monitor marca la diferencia: el verdadero impacto de los campamentos


Hay momentos que no se olvidan. Ese primer día de campamento con mariposas en el estómago. Ese juego nocturno que parecía una aventura real. Esa conversación con tu monitora justo antes de dormir, que te calmó sin necesidad de muchas palabras.


En English Summer S.A. lo vivimos cada año: los niños llegan con ilusión (y a veces con un poquito de miedo), y se marchan con recuerdos para toda la vida. ¿El secreto? No son solo las actividades, ni las clases de inglés, ni el entorno natural. Son las personas que los acompañan. Son los monitores.


Porque en un campamento, un buen monitor no solo cuida o entretiene. Educa, guía, inspira, escucha… y deja huella.


Monitores: mucho más que dinamizadores de actividades


A veces se piensa que el papel del monitor es solo organizar juegos, llevar el ritmo del día o asegurarse de que todos estén seguros. Y sí, eso también. Pero cuando se hace bien, el papel del monitor es profundamente educativo.


Un buen monitor se convierte en:


Un modelo de conducta positiva


Un referente emocional al que los niños pueden acudir


Un puente entre el grupo y cada individuo, cuidando los pequeños detalles


Un catalizador de experiencias significativas que los niños no olvidarán


En otras palabras, los monitores son auténticos agentes educativos en el tiempo libre. No enseñan con libros, sino con su presencia, con su actitud, con su forma de estar con los demás.



¿Qué significa ser un referente educativo?


Cuando hablamos de “referente”, no hablamos de alguien perfecto. Hablamos de alguien real, cercano, humano. Que escucha sin juzgar, que enseña sin imponer, que inspira desde la coherencia.


Los niños aprenden muchísimo por imitación. Y durante un campamento de verano, donde se convive día y noche, los monitores se convierten en ese espejo donde mirarse. Lo que hacen y dicen cuenta más que cualquier discurso.


Un referente educativo:


Muestra respeto, empatía y paciencia.


Reconoce sus errores y sabe pedir perdón.


Acompaña sin anular, corrige sin humillar.


Celebra los pequeños logros de cada niño.


Y todo esto lo hace de forma natural, sin forzar. Porque los mejores aprendizajes ocurren cuando nadie se da cuenta de que está aprendiendo.



El valor educativo del tiempo libre


Hoy en día, hablamos mucho de innovación educativa, metodologías activas, inteligencia emocional… Y a veces olvidamos que los espacios de tiempo libre también son escenarios privilegiados para educar.


Los campamentos, en especial los que combinan actividades lúdicas con aprendizaje lingüístico como los de English Summer S.A., ofrecen un entorno ideal para:


Potenciar la autonomía y la autoestima


Fomentar la convivencia y la inclusión


Desarrollar habilidades sociales reales


Aprender a gestionar emociones, frustraciones y conflictos


Y todo esto ocurre de forma orgánica, con la ayuda imprescindible de los monitores, que saben detectar cuándo un niño necesita un empujoncito, un abrazo o simplemente sentirse visto.


Cómo lo hacemos en English Summer S.A.


En nuestros campamentos, no dejamos nada al azar. Sabemos que la calidad del equipo humano marca la diferencia entre un verano divertido y un verano transformador.


Por eso:


Seleccionamos a nuestros monitores con criterios tanto profesionales como personales: buscamos personas responsables, empáticas y con vocación educativa.


Les formamos antes de cada temporada en ámbitos clave: gestión emocional, dinámicas de grupo, prevención de conflictos, primeros auxilios, comunicación positiva…


Les acompañamos durante todo el campamento, trabajando en equipo con coordinadores, profesores y el personal de dirección para que puedan dar lo mejor de sí mismos.


Porque para cuidar bien de los demás, primero hay que sentirse cuidado y respaldado.



Los pequeños gestos que cambian grandes cosas


Un niño tímido que se atreve a hablar en inglés porque su monitor le animó sin presionarlo.
Una niña que aprende a pedir perdón después de una discusión porque vio cómo su monitora resolvía un conflicto con respeto.
Un adolescente que se siente parte del grupo por primera vez gracias a la acogida de su monitor desde el primer día.


Son pequeños momentos, sí. Pero juntos construyen algo muy grande: confianza, seguridad, autoestima, sentido de pertenencia.


Y eso es educación. Con todas las letras.


Cuando los niños se acuerdan más del monitor que del juego


A veces nos escriben familias tiempo después del campamento y nos dicen:


“Mi hijo sigue hablando de su monitor como si fuera un hermano mayor.”
“Mi hija ha vuelto con una fuerza y seguridad que no había tenido nunca.”
“Gracias. No solo por cuidar de ellos, sino por hacerles sentir importantes.”


Y entonces lo tenemos claro: el verdadero valor de un campamento está en las personas. Y los monitores son, sin duda, el alma de esa experiencia.



En conclusión: un verano inolvidable empieza por un referente que lo haga posible


En English Summer S.A. buscamos personas con ganas de conectar, de acompañar, de educar desde la naturalidad y el cariño. Porque sabemos que lo que de verdad queda después de un campamento son los recuerdos, las emociones y los vínculos que se han creado.


Y eso, cuando un monitor lo hace con el corazón, se nota. Y se queda para siempre.

08/07/2025